enero 16, 2015

Mamihlapinatapai*

Dos desconocidos, de lugares desconocidos en países desconocidos de continentes desconocidos, se encuentran en una ciudad desconocida. Se miran, sonríen, se miran otra vez, se saludan, conversan. Caminan juntos por una calle desconocida hacia un hotel desconocido, diez minutos, quince, media hora... el tiempo es desconocido mientras se cuentan historias desconocidas. Sus hombros se rozan levemente y por un momento, experimentan sensaciones desconocidas, estremecimientos desconocidos. Entran al hotel, al ascensor, marcan sus pisos. Se miran, sonríen, hablan trivialidades que esconden mensajes desconocidos. Se abre la puerta, palabras de despedida, ascensor detenido, detenido, detenido, forzadamente detenido. Se despiden, se miran, no se tocan, se vuelven a mirar, no dejan de mirarse. Ascensor detenido, detenido, detenido eternamente, mientras sus ojos no quieran separarse. Segundos, minutos, horas, días, años... Se acercan, se arrepienten, se separan, se rozan nuevamente, estallan universos desconocidos. Suena la alarma del ascensor, quebrando aquel silencio desconocido. Un desconocido desciende. Se siguen mirando hasta que la puerta se cierra ante sus ojos desconocidos.









*Mamihlapinatapai es un vocablo yagán que se traduce como: "una mirada entre dos personas, cada una de las cuales espera que la otra comience una acción que ambos desean pero que ninguno se anima a iniciar".

No hay comentarios.: