enero 26, 2015

Sueños

Y así, sin más, te me colaste en un sueño. Sin haberte pensado, sin dormirme en la memoria de tus ojos marrones y tus pestañas rizadas, sin siquiera mencionar tu nombre ni tu existencia. Apareciste ahí sin aviso, como si fueras cotidiano. No te invoqué, no estaba en mis planes traerte al recuerdo, no estaba en mis planes volverte a pasar por el corazón. Simplemente estabas allí, sentado en una silla junto a mí, charlando de cualquier cosa, con las mejillas sonrojadas por el calor de mi hemisferio (o por el frío del tuyo, quién sabe)

¿Me colaré yo en algún rincón de tu inconsciente también? ¿Estaré sentada en la otra silla, en la otra orilla de una dimensión onírica paralela? ¿Surgiré de la nada y sin previo aviso en tus sueños?

¿Será que cuando alguien se te aparece en un sueño, en alguna otra dimensión ocurre el encuentro? Qué bello sería si fuera así...

enero 16, 2015

Mamihlapinatapai*

Dos desconocidos, de lugares desconocidos en países desconocidos de continentes desconocidos, se encuentran en una ciudad desconocida. Se miran, sonríen, se miran otra vez, se saludan, conversan. Caminan juntos por una calle desconocida hacia un hotel desconocido, diez minutos, quince, media hora... el tiempo es desconocido mientras se cuentan historias desconocidas. Sus hombros se rozan levemente y por un momento, experimentan sensaciones desconocidas, estremecimientos desconocidos. Entran al hotel, al ascensor, marcan sus pisos. Se miran, sonríen, hablan trivialidades que esconden mensajes desconocidos. Se abre la puerta, palabras de despedida, ascensor detenido, detenido, detenido, forzadamente detenido. Se despiden, se miran, no se tocan, se vuelven a mirar, no dejan de mirarse. Ascensor detenido, detenido, detenido eternamente, mientras sus ojos no quieran separarse. Segundos, minutos, horas, días, años... Se acercan, se arrepienten, se separan, se rozan nuevamente, estallan universos desconocidos. Suena la alarma del ascensor, quebrando aquel silencio desconocido. Un desconocido desciende. Se siguen mirando hasta que la puerta se cierra ante sus ojos desconocidos.









*Mamihlapinatapai es un vocablo yagán que se traduce como: "una mirada entre dos personas, cada una de las cuales espera que la otra comience una acción que ambos desean pero que ninguno se anima a iniciar".