enero 26, 2015

Sueños

Y así, sin más, te me colaste en un sueño. Sin haberte pensado, sin dormirme en la memoria de tus ojos marrones y tus pestañas rizadas, sin siquiera mencionar tu nombre ni tu existencia. Apareciste ahí sin aviso, como si fueras cotidiano. No te invoqué, no estaba en mis planes traerte al recuerdo, no estaba en mis planes volverte a pasar por el corazón. Simplemente estabas allí, sentado en una silla junto a mí, charlando de cualquier cosa, con las mejillas sonrojadas por el calor de mi hemisferio (o por el frío del tuyo, quién sabe)

¿Me colaré yo en algún rincón de tu inconsciente también? ¿Estaré sentada en la otra silla, en la otra orilla de una dimensión onírica paralela? ¿Surgiré de la nada y sin previo aviso en tus sueños?

¿Será que cuando alguien se te aparece en un sueño, en alguna otra dimensión ocurre el encuentro? Qué bello sería si fuera así...

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