septiembre 20, 2007

Meditaciones de Baño

Y siempre ocurre que la inspiración me viene en los momentos más inesperados y menos oportunos, por ejemplo, hoy por la mañana, mientras me lavaba los dientes, vino a mi cabeza la imagen perfecta. No había ningún papel ni lápiz a varios metros a la redonda, además, hubiese sido complicado cepillar mi dentadura con la mano derecha, mientras con la izquierda plasmare en el blanco aquella imagen surrealista y etérea.

Me pasa también (generalmente en el momento de cepillarme los dientes) que encuentro las palabras precisas para decir(le) todo aquello que jamás lograré verbalizar frente a la mirada inquisidora de infante que tiene. Pienso en la situación y momento en el que manifestare mis sentires y pensares, el lugar, las condiciones atmosféricas, el diálogo, la luz… Lo pienso narrativamente, omniscientemente.

Esto de la inspiración durante los menesteres de baño se ha vuelto de una periodicidad inusitada; teorías electroquímicas, paradigmas filosóficos, teoremas matemáticos y de física cuántica, hipótesis filogenéticas, razonamientos lógicos, tratados lingüísticos, modelos astronómicos, manifiestos políticos, vanguardias pictóricas, poéticas, óperas, sinfonías, visiones premonitorias, vaticinios místicos, dogmas religiosos. Todo tipo de ideas se desarrollan en mi mente a la vez que el dentífrico es esparcido en movimientos ondulatorios por mis incisivos, caninos, premolares y molares.

El acto de cepillarse los dientes no tiene el solo fin de quitar residuos de comidas, sarro, placa bacteriana y eliminar el mal aliento, dejando la sensación de frescura en la boca (generalmente asociada al sabor a menta de casi todos los dentríficos) El cepillado dental es una especie de rito pagano, en el que (si tenéis la disposición y capacidad de concentración) podéis lograr estados catárticos producto de la meditación trascendental influida por el movimiento ondulatorio del cepillo en la boca.

El problema (nunca se está libre de algún problema) es que no se puede intercalar el ritmo en 3:4 del cepillado, los influjos chamanísticos (divinos si así queréis llamarles) de la pasta dental sabor a menta (¡y quién sabe si es solo menta o hay otras hierbas de por medio!) y la materialización textual de vuestros contenidos mentales; además, ya terminado el acto de higiene, no hay forma de recordar las ideas que pasaron por tu cabeza. Es como llevar una caja muy pesada y delicada (que requiere de ambas manos para ser trasladada) y sentir picor en la nariz. No podéis rascarte, porque la frágil carga puede caer y dañarse, y mientras menos posible es rascarse, la comezón es mayor; pero cuando ya tenéis las extremidades libres de acción, ya no hay necesidad que cubrir: El escozor se olvida. Lo mismo ocurre con las ideas, se pierden en el abismo del tiempo y de la mala memoria, se disuelven, quizás con el agua que escupes al enjuagar tu boca luego de la pasta dental…

Hoy tuve una revelación divina mientras me cepillaba los dientes. Veía la imagen más perfecta, el secreto del Universo, la fuente máxima del saber. Era una imagen sublime, la respuesta a todas las preguntas que jamás se han formulado, el principio y el fin, el alpha y la omega estaban frente a mis ojos. En medio de mi estupor quise plasmar aquella imagen, terminé de cepillar mi dentadura, cerré la llave del agua, me sequé las manos y corrí a buscar un lápiz y un papel. Cuando llegué y tomé el bolígrafo entre mis manos ya era tarde, no recordaba para qué lo necesitaba…

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Cuento viejo y quizá en desuso, pero algo tengo que hacer mientras vuelven los tiempos mejores(?) ya que algunas polos presionan para que haya actualizaciones... (que nadie lee, ni siquiera ella misma)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Lobo Marino....dos pensamientos al respecto:
1.me recuerda a túsabesquién poeta maldito, que ya NO me hace ni cosquillas...
2. Este cuento, porque yo sí tengo lobo marino (y aún guardada, aunque no me preguntes dónde...no porque esté en un lugar raro, sino porque no sé), siempre me pareció sumamente interesante, me recordaba a un cuento de Cortázar cuyo nombre no recuerdo.
Y bah, a veces es bueno reciclar lo notanviejo, después de todo este cuento me encanta.

Un abrazo
y feliz teoría! XD

=**!

Aerdnaalimac dijo...

a mi eso me pasa en la micro y en las pruebas....


en el colegio deje varias pruebas a medias por considerar lo más importante....ahora ya no tengo dicha convicción


y no seas quejumbrosa que si leo


te adoro


CamiL

Aerdnaalimac dijo...

actualicé las pildoras de gloria yo...pero con un viejo poema que creo que conoces


=P

Gaby dijo...

Bastante bueno el cuento... a mi me pasa eso al ir con los ojos cerrados en las micros y el metro, creo que esos medios de transporte que me mueven desde el amado puerto hasta "el rancho grande" generan cierto tipo de estado catarquico psicoanalitico en mi persona , que cuando logro abrir los ojos, pierdo por completo.


Abrazos!, y fuerza con Teoria y Procesos...


Bye!