agosto 18, 2006

Manía

Y se me pasan lo días entre el orden compulsivo de las cosas y las soledades musicalizadas con los doors, neojipi optimista de oreja, un ente misterioso y desconocido en el acto. Mezcla de ameba y pared de café de "adulto joven", un esperpento ambulante que se preocupa de que todo esté en pertecta simetría, una forma sin fondo. No sabría explicar el fenómeno que me aqueja, no sé si tenga alguna clasificación psicológica, una taxonomización patológica o algo por el estilo (dejémosle eso a los psicólogos, tan amados y odiados por las masas de este blog). El punto es que este desorden de conducta, que, aunque provechoso en la organización banal de deberes, puede ser nefasto para la interacción en la comunidad, componente tan importante de nuestra estructura como sujetos sociales. Espero que, a falta de roce social normal, como el ser humano que creo ser, este cuadro sirva para mejorar y/o potenciar otras actividades, qen el mejor de los casos de desarrollo del ser, a través de la producción textual, artística de algún tipo o quéséyo... La idea es que no sea solo un alienamiento sin sentido. Otro día hablaremos de eso... Hoy no estoy para Heidegger.

1 comentario:

Kaede.- dijo...

Cuando lo desee, dulce princesa bohémica paranoide.

Sólo hábleme por msn, y coordinamos.

Con cariño, su enfermo terminal.

Kaede.